jueves, 23 de abril de 2015


 Cuando el Coyote recibió su cartita de amor


                                                 
                                                       

 A pocos días de presentar un nuevo libro (Chicos malos, Editorial Conejos) no puedo dejar de recordar la odisea que significó, al menos para mí, publicar el primero, que se llamó(aunque al principio tenía otro título) Del Coyote al Correcaminos. Recuerdo que José Luis Mangieri, gran editor de poesía y maravillosa persona, cada tanto, como para disculparse, me decía: Este año Osvaldito, sin falta, sale tu libro… 

Lamentablemente el libro no salió por su editorial, si no por la editorial de otro amigo, Huesos de Jibia, 20 años después… Sin embargo, esa promesa de publicación, año tras años, sin convertirse nunca en una negativa, de alguna manera puede decirse que me sostuvo. Eso y un texto, una página y media que escribió la poeta Diana Bellessi apenas la conocí. Recuerdo, además, que por aquel entonces las lecturas de poesía eran un lugar de encuentro donde se probaban los textos que los poetas consagrados y los más jóvenes (como yo) dábamos a conocer en un ciclo, a esta altura ya mítico, que se llamó La voz del erizo, coordinado por Delfina Muschietti. Ahí leí poemas que nunca fueron publicados y otros que sí. Pero sobre todo, conocí y leí a poetas de los que después me hice amigo y a quienes sigo queriendo y leyendo hasta ahora…

Pero volvamos al texto de Diana. Se trata de un pequeño prólogo que ella, con gran generosidad, escribió apenas leyó el libro, allá, hacia los finales de los ochenta. Si bien el libro tardó en salir, y luego se perdió en una suerte de naufragio, esas palabras fueron de mucha ayuda. Tanto en el aspecto literario como en el personal, aunque estas cosas, al menos en lo referente a mi experiencia, nunca se separen. Cuando pensaba, por ejemplo, un poco abatido por las circunstancias: Es inútil, yo nunca voy a publicar un libro…- amenazado por una melancolía que iba y venía, cada vez más orgullosa. Yo me salvaba, diciéndome a mí mismo: Pero hay una poeta, una gran poeta, Diana Bellessi, que leyó mis poemas y cree en mí… Tengo que confiar.


Una página y media, publicada recientemente en la segunda edición del Coyote… Algo así como una “tabla de salvación”. Escritas a máquina, las llevé a mi casa y luego las leí y releí, muchas veces, como una cartita de amor y como una promesa. Hoy, después de tantos años, y a punto de publicar un nuevo libro, vuelvo a leerlas. Imagínense. Yo era nadie y una poeta grande, verdadera, decía estas cosas de mí. Sin ella, sin los editores, sin los amigos que después vinieron, sin la gente que cada tanto se acerca y me dice cosas muy lindas, conmovedoras, sobre mis poemas, como dije en otro lugar hace poco, yo me hubiera perdido en la oscuridad.

A todos ellos, y a Dios (que, según Drumond de Andrade, no sabe lo que hace) otra vez, muchas gracias. Como buen paranoico al revés, siempre pienso que todos, de una manera o de otra, se complotan, para que las cosas salgan a mi favor.

Osvaldo Bossi


Nota: Sé que este es un blog de cuentos... Pero díganme si este no es un un buen cuento. Para mí, al menos, el mejor cuento del mundo!


1 comentario:

  1. Che, muy linda experiencia, Diana es una maestra y una muy amorosa, pero ¿y la cartita? ¡Ahora la quiero leer!

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