Intercambio
Yo le indico como hay que sentarse en la mesa, y el
tenedor se agarra así, firme, con el cuchillo en la otra mano hay que ir y
venir, así, no hagas mucha fuerza. El dedo índice, pequeñito, se pone blanco
sobre el contrafilo, saca la lengua, concentrada y el tomatito finalmente se
rinde y estalla, jugo y semillas sobre el plato blanco, ella festeja sonriendo
yo la felicito.
También le explico que una nena debe cepillarse los
dientes correctamente, rápido así no, con tranquilidad, atrás al fondo y la
lengua también, eso es más importante que pintarse los labios le digo, la
higiene. Primero desenredar el pelo, después las hebillas y la vincha, al revés
no.
Tampoco tanto perfume, hay que vestirse rápido que
cierra el almacén. Dejame que yo pago, le enseño que guarde las monedas para
comprar algo más importante después y no tantas golosinas, ¿qué te gustaría?
pregunto, ella piensa un instante antes de responderme: unos anteojos nuevos
para vos y unos zapatitos de taco con luces para mí. Para eso hay que ahorrar,
le enseño, y esperar para juntar la plata, me mira con fastidio, entonces dame
billetes no monedas, me dice y así les pide a los abuelos y le digo no, plata
no se pide.
Ella en cambio se acerca toda piel y olor a viento
salado. Libre de cualquier ensayo, con un balde en la mano y la palita en el
balde, me invita a construir un castillo, hundimos las manos en la arena húmeda.
Yo trabajo con dificultad, buscando en vano un método preciso… finalmente
cierro los ojos, los aprieto fuerte hasta encontrar un camino a esa que alguna
vez fui. Y me descubro entre unas gallinitas de chocolate y una manta de
cuadros al crochet. Abro los ojos, los colores son ahora otros, el viento trae
voces ajenas. La naturaleza es mía.
La escucho, me llama desde la orilla, torpemente salgo
corriendo y el trote me da risa, mucha risa, al principio me mira extrañada pero
me reconoce en el fondo de unos ojos de asombro, me acomoda el pelo, vení vamos
a jugar dice. Sí, dice la otra nena y salen corriendo y el trote les da risa.
Mucha.
Paola Careglio
Sobre el cuento: Intercambio surge desde la idea de
transmitir momentos habituales bajo una perspectiva ingenua, buscando una
disposición desestructurada y breve. En el vínculo de madre/hija encontré
intercambios que podían mostrar esta tensión entre lo simple y lo complejo, lo
universal y lo cotidiano.
Precioso, Paola, sale de muy adentro y se desarrolla como un hilo de luz.
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