viernes, 3 de julio de 2015

 Intercambio             


Yo le indico como hay que sentarse en la mesa, y el tenedor se agarra así, firme, con el cuchillo en la otra mano hay que ir y venir, así, no hagas mucha fuerza. El dedo índice, pequeñito, se pone blanco sobre el contrafilo, saca la lengua, concentrada y el tomatito finalmente se rinde y estalla, jugo y semillas sobre el plato blanco, ella festeja sonriendo yo la felicito.
También le explico que una nena debe cepillarse los dientes correctamente, rápido así no, con tranquilidad, atrás al fondo y la lengua también, eso es más importante que pintarse los labios le digo, la higiene. Primero desenredar el pelo, después las hebillas y la vincha, al revés no.
Tampoco tanto perfume, hay que vestirse rápido que cierra el almacén. Dejame que yo pago, le enseño que guarde las monedas para comprar algo más importante después y no tantas golosinas, ¿qué te gustaría? pregunto, ella piensa un instante antes de responderme: unos anteojos nuevos para vos y unos zapatitos de taco con luces para mí. Para eso hay que ahorrar, le enseño, y esperar para juntar la plata, me mira con fastidio, entonces dame billetes no monedas, me dice y así les pide a los abuelos y le digo no, plata no se pide.
Ella en cambio se acerca toda piel y olor a viento salado. Libre de cualquier ensayo, con un balde en la mano y la palita en el balde, me invita a construir un castillo, hundimos las manos en la arena húmeda. Yo trabajo con dificultad, buscando en vano un método preciso… finalmente cierro los ojos, los aprieto fuerte hasta encontrar un camino a esa que alguna vez fui. Y me descubro entre unas gallinitas de chocolate y una manta de cuadros al crochet. Abro los ojos, los colores son ahora otros, el viento trae voces ajenas. La naturaleza es mía.
La escucho, me llama desde la orilla, torpemente salgo corriendo y el trote me da risa, mucha risa, al principio me mira extrañada pero me reconoce en el fondo de unos ojos de asombro, me acomoda el pelo, vení vamos a jugar dice. Sí, dice la otra nena y salen corriendo y el trote les da risa. Mucha.

Paola  Careglio

Sobre el cuento: Intercambio surge desde la idea de transmitir momentos habituales bajo una perspectiva ingenua, buscando una disposición desestructurada y breve. En el vínculo de madre/hija encontré intercambios que podían mostrar esta tensión entre lo simple y lo complejo, lo universal y lo cotidiano.    

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